Ramon Amaya Amador

Ramon Amaya Amador
29 de Abril 1916 - 24 de Nov. de 1996

miércoles, 8 de diciembre de 2010

"El Regreso de Ramón Amaya Amador"

En días recientes quedo formalmente constituido el Comité Universitario Pro Repatriación de los restos mortuorios de Ramón Amaya Amador. Presidido por el propio Rector de la Máxima Casa de Estudios de país, este comité se encargara de realizar todos los trámites necesarios para repatriar en forma definitiva las cenizas del malogrado escritor, muerto trágicamente en un accidente de aviación en las inmediaciones del aeropuerto de Bratislava (Checoeslovaquia) cuando regresaba de la capital búlgara, lugar a donde había asistido a reuniones de intelectuales y escritores de diversas partes del mundo.
De acuerdo a los datos contenidos en el certificado extendido por el encargado de los asuntos consulares de Honduras en Praga, doctor Iván Hanus, “la urna de metal oscuro que lleva marcado el numero de cremación 216164 y la placa de metal claro con la siguiente inscripción grabada: Krematorkim hlavniho mesta Prahy (Crematorio de la cuidad de Praga) 216164 Ramón Amaya Amador Honduras (nacido 29/4/1916 y fallecido 24/11/1966, cremado 10/12/1966 12 horas), contiene las cenizas del escritor hondureño Ramón Amaya Amador, fallecido en el accidente de aviación ocurrido el 24 de noviembre de 1966 en las cercanías del aeropuerto de Bratislava, Checoslovaquia.” Esta urna se encuentra actualmente en Madrid, España, bajo el cuidado del escritor y poeta Oscar acosta, ex embajador de nuestro país en esa capital.
Una delegación universitaria viajara en breve para traer la urna mencionada y el Comité Pro Repatriación procederá a organizar diversos actos culturales para rendir homenaje a la memoria del célebre autor de “Prisión Verde”.
Acosado y perseguido Amaya Amador se vio obligado a iniciar el camino del exilio a fin de poder ponerse a salvo de sus feroces enemigos. Luego de haber probado los innumerables sinsabores de la vida del escritor comprometido en una lucha política diaria, justa y valiente, Amaya Amador vivió los últimos anos de su vida trabajando en la redacción de la Revista Problemas de la Paz y el socialismo y residiendo en Praga, Capital de la republica socialista de Checoeslovaquia.
En las interminables tertulias de los círculos intelectuales de la capital checa, en las mesas apartadas de la célebre U Fleku, el escritor exiliado recordaba con nostalgia los horizontes de su patria y anhelaba, según nos relatara anos después el también malogrado poeta salvadoreño Roque Dalton, regresar a Honduras y continuar directamente su larga lucha a favor de los oprimidos y explotados de esta tierra.
Hoy, cuando casi se cumplen once años de su trágica muerte, Amaya Amador regresa a su patria. Aquí le esperan miles de admiradores, miles de compañeros, viejos amigos de aquellos años duros y eternos soldados de su misma causa. También le espera un pueblo que le quiere y respeta, una comunidad universitaria dispuesta a colocarle en el lugar que se merece, le esperan los intelectuales de ayer y de hoy, los estudiantes y, sobre todo, le esperan los trabajadores de las plantaciones, los viejos y nuevos protagonistas de su obra más conocida y combatida. “Prisión Verde”.
La inmensa satisfacción que llena a quienes durante todos estos años han luchado para que los restos de Amaya Amador puedan al fin reposar en Honduras, habrá de ser el manto suficiente para cubrir los pequeños rencores, las bajezas y el “enanismo” mental de quienes hoy, en plena segunda mitad del siglo veinte, cual viejos adalides de la medioeval inquisición, todavía invierten su tiempo en recortar los diálogos, rehacer las expresiones y censurar, vulgar y estúpidamente, la obra del famoso escritor. También esa satisfacción, al igual que el homenaje póstumo del pueblo, habrá de ser la mejor expresión de repulsa para quienes, desde la impunidad administrativa de sus escritorios burocráticos, han prohibido la divulgación de las versiones radiales de la obra de Amaya Amador, considerándola como algo “subversivo y peligroso para la coloquial tranquilidad que debe imperar en el agro hondureño…”.
A todos ellos, Amaya amador, incluso después de muerto, habrá de ganarles la batalla.
Meza, V. (1977, Sept. 9). El regreso de Amaya Amador. Diario Tiempo, p.6

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